Suponiendo que se trataría de una ruta de escasa dificultad idónea para este comienzo de temporada programamos ésta por la sierra de Estepa. Pronto comprobamos que nunca hemos de subestimar nada. Unas elevaciones que apenas sobrepasan los 800 metros, a caballo entre las sierras gaditanas y la Subbética que suponen un púlpito desde el que se divisa buena parte de la campiña andaluza que tan generosamente riegan el padre Guadalquivir y su hijo mayor, el Genil. A la prolongada ascensión inicial hasta las numerosas antenas de la cumbre le siguió una pequeña travesía campo a través que nos condujo hasta esa airosa cresta que corona la ciudad de los mantecados. Ya de vuelta dimos buena cuenta de las nuestras y de otras suculentas viandas ofrecidas en la primera taberna que nos topamos. Como no podía ser de otra manera esta incursión finalizó con la compra de polvorones y otras delicias de la afamada casa de "San Enrique".
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