En un típico día soleado y otoñal, hemos caminado entre las localidades de Aracena y Carboneras, en un recorrido circular que nos transportó desde los castaños en plena floración y en todo su esplendor, del inicio del recorrido, junto con algunos alcornoques, hasta llegar a la pequeña aldea de Carboneras, donde el entorno se transforma y ahora nos acompañaron los pinos y eucaliptos, por caminos empedrados y empinados senderos, pero siempre rodeados de un colorido en tonalidades verdes y amarillentas que inundaron todo el paisaje proporcionándole una belleza sólo admirable en esta época del año.
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